Monografía sobre Acné en la adolescencia - Dra. M. L. Rossetti
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Evolución La evolución del acné juvenil es muy variable y depende en gran parte de la forma clínica. Las formas de preacné suelen tener una corta evolución y después de una serie de pequeños brotes desaparecen casi totalmente, salvo en las adolescentes con trastornos menstruales. Las formas I y II son algo más crónicas, pero especialmente en nuestra época y en ambientes socio-culturales medios, en los que los jóvenes recurren a la consulta especializada, suelen durar unos pocos meses. Las formas nodulares y quísticas son especialmente rebeldes, e incluso después de ser controladas totalmente con la excelente terapéutica hoy disponible, es habitual que recidiven y persistan hasta después de los 25 años. Algunas formas de estos grados, especialmente intensas, pueden persistir hasta los 40 años en ambos sexos.
No es fácil confundir un acné juvenil con otras afecciones dermatológicas, pero es evidente que hay algunas patologías que merecen ser señaladas. Lo más probable es la confusión entre pústulas acneicas y lesiones de foliculitis faciales piógenas o candidiásicas. Las foliculitis por gramnegativos se consideran una complicación del tratamiento prolongado con tetraciclinas; el paciente, en vez de seguir mejorando, hace un rebrote con numerosas lesiones de tipo pústula superficial y profunda e incluso con lesiones nodulares. Los estudios bacteriológicos, tanto de las lesiones como de las ventanas nasales, revelan la presencia de gérmenes gramnegativos, incluyendo Klebsiella , E. coli y Pseudomonas. En estos casos hay que suspender el antibiótico habitual y reemplazarlo por roxitromicina o cotrimoxazol. También en algunos varones pueden prestarse a confusión las denominadas "pseudofoliculitis", es decir, la inflamación originada por la retención de un pelo de la barba que no consigue emerger a la superficie, dando lugar a una reacción inflamatoria perifolicular. Se han visto jóvenes con diagnóstico y tratamiento de acné por especialistas con experiencia, cuando lo que presentaban en realidad eran verrugas planas juveniles. Este error sólo es posible cuando la exploración del paciente no se hace con detenimiento y cuando se jerarquizan la edad y la localización: no toda lesión papulosa en el rostro de un adolescente es acné. Es difícil confundir un acné con una rosácea, no obstante pueden existir formas incipientes de rosácea sobre lesiones persistentes de un acné de larga data. Por otro lado, el último período de la rosácea presenta pápulas y pústulas, pero no hay comedones. El rinofima es la máxima expresión de esta patología, pero es muy raro en la adolescencia. No hay que olvidar las sifilides acneiformes ni ciertas formas de compromiso facial del lupus eritematoso sistémico. Hay que recordar también la erupción acneiforme que origina en ocasiones el síndrome de Behçet, con localización habitual en la espalda. No hay lesiones de tipo comedón ni nódulos; básicamente este síndrome es un gran brote de lesiones aftosas en mucosas oral y genital con alteraciones sistémicas. En estos pacientes deberá efectuarse un estudio inmunológico, por probable neutropenia cíclica.
Los pacientes con acné presentan de un modo más o menos frecuente seborrea de cuero cabelludo, con o sin pitiriasis. Otras alteraciones andrógeno-dependientes pueden asociarse, pero no de un modo habitual, como suce-de con el hirsutismo y la alopecía, que pueden presentarse en menos del 10% de las pacientes. En el Síndrome de Cushing Hipofisario, la ACTH estimula la producción suprarrenal de hormonas andro-génicas, resultando ésto en acné e hirsutismo. En el síndrome de poliquistosis ovárica (Stein-Leventhal), hay un incremento de la secreción gonadal de andrógenos a nivel del hilio y de la teca interna. La hipersecreción de andrógenos dotados de bioactividad puede inducir acné e hirsutismo. La presencia de acné en una mujer -adolescente o adulta - con niveles de testosterona sérica superiores a 300 ng/dl sugiere la presencia de un tumor ovárico. En la Anorexia Nerviosa, el acné se desencadena generalmente en la fase de recuperación, donde puede coexistir con un ovario poliquístico. En fase de amenorrea LHRH, LH, FSH, estrógenos y progesterona están disminuídos. El cortisol plasmático está elevado con vida media prolongada y pérdida de la variación diurna, otro factor que puede producir acné. No hay que olvidar aquellos síndromes donde el acné coexiste con importantes trastornos osteoarti-culares, como ser el Síndrome de Apert y el Síndrome SAPHO. El acné se halla generalmente presente en los pacientes epilépticos - tal vez provocado en gran medida por la medicación - y en pacientes psiquiátricos (maníaco-depresivos y obsesivo-compulsivos). Es importante tener en cuenta la asociación de una neurosis de angustia inespecífica y el acné. |
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